Humillado en la sala de espera
saludo a las puertas
balanceo mis piernas
algo tendrá que pasar mientras me digo y disperso disparo.
Algo dirán las paredes.
El sillón de madera
La grasa de los que mueren
creyendo.
Nada me duele.
Ni el momento en esta cabeza de playa vacía
que nadie pisa ni olvida.