y Uno
Llena de juncos
la hora nona sollozos triza de mis naranjos
semillas lanza desde la víspera
deletreando de algún saludo;
ya nunca más.
Y mi caballo domas con alas broncas
donde mi nombre ventiscas gritan;
el solitario.
Errante las nubes calmas
las cumbres, el vigilante hechizo;
ya nunca más.